Cuando hayas encontrado un casco de moto que te quede bien, pruébatelo.
No debe moverse cuando sacudas la cabeza y no debes poder quitártelo sin desabrochar la correa de la barbilla. También es importante que te sientas cómodo con él.
Pon atención a la más mínima molestia
Mantén el casco de moto puesto el tiempo suficiente durante la prueba para detectar cualquier molestia.
No debes sentir ninguna presión desagradable en las sienes, la frente o el cuello. Si sientes molestias en estas zonas en la primera prueba, es posible que empeoren con el tiempo. En ese casco, prueba con otro casco de moto. Sólo hay una zona en la que debes sentir tirantez y es en las mejillas. Al principio esto puede parecer incómodo, pero las espumas se asentarán con el tiempo, lo que aumentará la comodidad sin perder sujeción.
Tenga en cuenta que, aunque la talla te quede bien, algunos modelos pueden resultarte incómodos por incompatibilidad entre su forma y tu morfología. No hay nada que puedas hacer en este casco, salvo probar otros.
Comprueba los accesorios
Manipula el parasol, las rejillas de ventilación y otros accesorios para asegurarte de que todo es fácilmente ajustable.
Aprieta la correa de la barbilla para comprobar que no te molesta (deberías poder meter dos dedos entre la correa y la barbilla).
Ponte las gafas
Si llevas gafas, asegúrate de que puedes llevarlas con el casco sin que te resulten incómodas. Algunos cascos de motocicleta tienen ranuras que permiten introducir las patillas de las gafas.
Comprueba el peso del casco
El peso de un casco de moto puede variar en función de los materiales utilizados: existen cascos de policarbonato que ofrecen generalmente una buena relación calidad/precio, cascos de fibra que son más resistentes y cascos multifibra que son a la vez resistentes y ligeros.
Te recomendamos que vigiles el criterio del peso, ya que es importante para tu comodidad. Un casco de moto demasiado pesado puede resultar incómodo en viajes largos, ya que ejerce presión sobre el cuello. Por otro lado, un casco demasiado ligero puede resultar desequilibrado, con el peso demasiado hacia delante o demasiado hacia atrás.
Lo ideal es que un casco de adulto pese entre 1,2 kg y 1,4 kg.
